Asociación Shotokan Ryu Kase Colombia
Artículos de interés general
Zanshin: el espíritu del gesto
Cuando
se habla de Zanshin en artes marciales se refiere al hecho de adoptar un estado
de vigilancia activa, relajada y permanente, manteniendo la atención en lo que está ocurriendo, y en lo que puede
suceder, porque nada en ningún momento es definitivo, y siempre cabe esperar algún cambio.[1]
Esta palabra viene de un vocablo japonés que significa:
Zan: permanecer, seguir, continuar,
guardar, preservar, etc.
Shin: corazón, espíritu, atención,
voluntad, etc.
Zanshin es el estado mental por el
cual es posible pasar libremente desde la finalización de un movimiento al
próximo, literalmente quiere decir estar absolutamente atento al próximo
movimiento, inmediatamente después de haber concluido el anterior. En Zanshin la mente enfoca la totalidad de
los movimientos del cuerpo. En las artes marciales, la actitud de Zanshin es fundamental, ya que se trata
de la imitación de un combate, en cuyo desarrollo el descuido conduce a la
derrota o causa alguna lesión. [2]
Al adoptar un
estado de vigilancia se consideran tres fases:
1.- Zenshin.- La concentración pasiva y
atenta antes de que se desencadena la acción.
2.- Tsushin.- La vigilancia activa durante
el combate, para descubrir o intuir todas las acciones y reacciones del
adversario.
3.- Zanshin.-
La vigilancia atenta después de terminada la acción.
Para lograr un
estado de Zanshin se necesita
mantener la atención continua en el aquí y ahora, la percepción inmediata, la disponibilidad permanente y serenidad y
autocontrol. Esto en resumidas cuantas es
darse cuenta de todo, sin ser consciente de estar consciente de que se
permanece en alerta, tal como nos lo enseña el Zen:
Zanshin, en definitiva,
Mirar sin mirar
Escuchar sin
escuchar
Sentir sin sentir
Pensar sin pensar
El estado Zanshin tiene una vinculación directa
con el ki y la respiración, para el autor Camelo Ríos, existen varios tipos de Zanshin, pero cuenta de tres tipos de Zanshin fundamentales a groso modo:[3]
Zanshin Negativo:
Se trata de un estado natural, a veces muy desarrollado en
ciertos individuos, que les permite una rara percepción de las situaciones de
peligro. Esta sería equivalente al estado de alerta de los animales salvajes,
del hombre primitivo, o acosado por los depredadores. Este primer Zanshin sería de polaridad evidentemente
negativa, centrada sobre el temor de perder las posesiones o la personalidad
individual con sus atributos transitorios.
Zanshin Neutro: Se
trata esta vez más de una disponibilidad especial para responder a un estímulo
exterior que de un instinto natural incontrolado y susceptible de influencias
exteriores. Es el Zanshin de un
budoka entrenado o de un meditante. En este tipo de Zanshin, el hombre ya ha encontrado (después de arduos esfuerzos y
muchos años de duro entrenamiento) la sede del Ki, que los orientales llaman
Punto Uno (Saika-no-itten); es decir, el Centro del Hara, y se ha asentado
definitivamente en él, en todas las acciones o acontecimientos humanos.
Zanshin Positivo: Este
tercer tipo de Zanshin, si bien aún
no es definitivo, si que es un estado considerablemente alto en la práctica de
un Budo. Superada la etapa del temor que provoca la vigilancia en los
individuos poco desarrollados interiormente o egocéntricos, lograda una cierta
disponibilidad en la acción sin pérdida de la calma, se llega a este Zanshin de los más grandes expertos y de
algunos maestros. Este es el Zanshin
que todos deberíamos esforzarnos en conseguir, pues se trata de una poderosa
irradiación desde el interior que rodea al adversario e inhibe o neutraliza su
espíritu hostil o su agresividad. Se trata más bien de una potente emisión de
la energía interior hacia el exterior. Es este estado el que ha permitido a
ciertos Samuráis llegar a ser tan célebres. De él derivan los extraños
fenómenos de premonición o de intuición de una agresión, de los cuales existen
tantas leyendas en el Japón.
Nosotros, como
karatekas que somos debemos recodar siempre un estado de Zanshin en todas las acciones que realicemos, en la vida cotidiana,
entrenándonos en nuestros trabajos, cuando tomamos el bus o tomamos los alimentos,
la forma como caminamos y de conducir, eso realmente nos lleva a vivir intensamente, encontrando la entrada hacia
nosotros mismos.
“Para
el espíritu del Zen y del Budo, el lugar de combate se encuentra en la vida
cotidiana. En cada instante es preciso
estar consciente, al levantarse, en el trabajo, durante las comidas, al
acostarse, etc. Ahí está la maestría”
Taisen Deshimaru (Monje Zen)
Referencias
[2] Santos Nalda J. Aikido. Zanshin:
la alerta permanente. El budoka 2.0. Revista Nº 2- 80-82 pg. http://www.elbudoka.es/media_items/file/budoka2.pdf
[3] Rios Carmelo http://jlgarcia.galeon.com/Zanshin.htm
Carolina Correal Sánchez
2º Kyu- Shotokan Ryu Kase Ha